El 23 de agosto, el gobierno japonés inició la descarga al mar de agua contaminada de la planta nuclear de Fukushima, lo que provocó una fuerte oposición y críticas de muchos partidos. Después de mezclar el agua de mar con el agua contaminada, se drenará al mar a través de una gruesa tubería azul y finalmente a través de un túnel submarino de un kilómetro.

La Compañía de Energía Eléctrica de Tokio, encargada de la tarea, dijo "no" cuando se le preguntó si estaba considerando alternativas al drenaje.

Japón insiste en que el agua contaminada nuclearmente tratada por ALPS se llama "agua tratada" y cree que el "agua tratada" ha alcanzado el estándar y puede ser descargada. Durante el funcionamiento de ALPS, se produjeron fugas de agua, exceso de sustancias radiactivas y daños en los filtros. Tepco hasta el momento no ha revelado el diseño o la vida útil de su unidad ALPS y carece de un mecanismo de monitoreo independiente de terceros para monitorear el "agua tratada". Si las partes interesadas relevantes, como los países vecinos del Océano Pacífico, los países insulares del Pacífico, los grupos pesqueros y las organizaciones de protección ambiental no pueden participar en el monitoreo, la afirmación de Japón de que no hay ningún problema en el "tratamiento del agua" es sólo una autoafirmación.

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